quarta-feira, agosto 10, 2005

Lo prometido es deuda.

Ya era martes y debía irme el martes, pero no tenía ganas de ir... estaba a punto de no ir a la fiesta de Ma. Luisa... pasó el martes y el miércoles, venciendo el poco ánimo fuí por mi boleto y salí por la noche. El jueves llegué a Atoyac y me encontré a Elba... no me esperaba precisamente a mí, pues me esperaban desde la noche anterior... claro que yo no iba a llegar en la noche... fuimos a la comida al pueblo vecino "Cuyacapan" (creo). Entonces se me quitó el miedo de ir, me esperaban y eso me gustó.

Reconocí a personas que tenía unos cinco años que no veía y algunas otras más tiempo. La estancia por allá fue buena, aunque pensé que no había internet... ya después me enteré que sí... y mi cel no tenía señal así que estaba incomunicada. Y estuvo bien... un tiempo para disfrutar de las cosas de por allá... de las risas de la familia de Ma. Luisa, todos sus hermanos y sobrinos y sobrinas, hacía unos 8 años que no se reunían todos y ella estaba feliz, pero había cosas que hacer para la fiesta así que ayudé en lo que pude. Todos ayudaron.

El viernes ayudamos a preparar las cosas para la birria del sábado, estuve con Victoria moliendo en el metate jejejeje... nunca lo había hecho. Por la tarde me aventaron una rata muerta, la aventó Liz, una de sus sobrinas y casi le pego por grosera... pero pasó el susto, y también el susto de dormir sola en un cuarto que no me daba confianza, pero cada noche tomaba valor y me iba a dormir.

El domingo fuí al "pajarete" no podía faltar... y no me hizo daño la leche... y no me hizo daño la carne y regresé a casa con unos kilos de más y un intestino que dejó de quejarse. Después del pajarete pasamos a cortar mangos... mmmm parecía el paraíso y luego por la tarde a comer carne asada junto a la presa, donde pueden practicar canotaje. Ahí me di cuenta de lo "silvestres" que pueden ser algunos niños... y que ahí todos son muy libres, me gustaba estar ahí con tanta risa, sin criticarse en nada... Alejandra, la niña más "silvestre" que he visto, a quien no le importa nada lo que los otros puedan decir de ella.
El lunes todo fue apurarse para regresar, ayudar a dejar las cosas en orden... ah, claro y comer elotes asado, que tampoco había comido antes. Regresé a Guadalajara para tomar el autobús que me llevaría a Gómez Palacio, Dgo. para ver a mi amiga Sara.

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