sexta-feira, dezembro 29, 2017

A morte.


Ese martes iba pensando en José, en que quería escribir algo acerca de él, sobre su muerte prematura (a mi parecer) y todo el significado que ha traído para mi la muerte misma en menos de un año. Una hora más tarde sentí ese miedo y desconcierto de saber todo lo que podía pasar y las cosas que venían. Un sismo más, el que he sentido más fuerte, aunque no haya sido el de mayor magnitud. El movimiento no me permitía caminar a la salida de un edificio que me pareció tan inseguro y me trajo tantos pensamientos y emociones al mismo tiempo, sólo pude salir porque iba tomada de la mano de mi hermana. Agradecí su compañía y decidí que ya era demasiada muerte para mí. No acepté ninguna más, no las relacioné conmigo porque ya traía algunas, aunque he de decir que no siempre puedo estar ajena a todo eso ¿alguien puede?

Ya pasó un año desde que todo empezó, él tenía un año más que yo, y para mi que hizo trampa. No siguió el plan que teníamos. Cuándo éramos niños imaginábamos que primero moriría el integrante mayor de la familia y el que le seguía en orden decreciente lo enterraría, yo era la menor y me tocaría enterrarlo. No fui al entierro, pero sí sus hermanos y hermanas, todas mayores que él. Era mi primo. Lamento su muerte por el dolor que causó a su familia, era el consentido de su mamá, al que más cuidaba.  Verla llorar fue algo muy triste. Su familia se reunió en las fiestas de fin de año del año pasado, supongo que por él. No puedo negar mi tristeza al ver a su amigo de la escuela, ellos compartían muchas cosas cuando eran pequeños, no lo recordaba, pero fue algo "shockeante". Su muerte tuvo mucho significado, por su edad y la relación inmediata que hice hacia mi propia muerte. Cada persona tiene a alguien para quien es importante, de eso estoy segura y por eso respeto que lo extrañen y lamenten que no esté. Por mi parte, tengo mi propia historia y motivos para opinar de forma distinta.
 ‎
 ‎Poco antes de tu cumpleaños llamó Lilia, muy triste, para avisar que habías muerto, que no era una broma, que estaba confirmado. Al día siguiente fuimos a casa de tu mamá y Lilia soltó en llanto con Aurora. Yo no pude llorar, mi cabeza estaba más ocupada pensando el por qué y cómo es que ya no te veríamos más, ya no te encontraría en el centro o en cualquier otro camino, ni mi hermana diría " vi a tu amigo José en tal lugar ", porque eras inconfundible. Me dio gusto reencontrarme con muchas personas de la facultad de ciencias y a la vez dolor por el motivo. Tantas fiestas que compartimos en esa casa, me quedó claro que no podía faltar en esa ocasión. Dicen que no vamos a saber cómo sucedió todo y que tú sabías qué lugar tenía cada uno en tu vida. Nosotros no éramos tan cercanos, nos veíamos en las fiestas (justamente) y me quedo pensando en cuál sería mi lugar y en qué pasó. Me preguntan qué cambiaría con saberlo y no cambiaría nada más que éso: saberlo.

Después llegó el verano y murió mi tío, hermano de mi papá. Estaba muy enfermo desde hacía años. Oportunidad de ver a familiares que hacía mucho no veíamos. ¿De dónde saqué el no llorar? pues de mi papá. Aunque estaba triste, remató con un " él ni me quería "... No hay mucho que discutir, mi papá es el " buena onda " de su familia. Nuevamente ver a mi tía y primos tan tristes por la muerte. Rentaron un servicio de funeraria y lamentablemente la vistamos dos veces en esa semana porque el viernes falleció también el esposo de mi prima mayor. Sí, su papá y su esposo en la misma semana. Y ambos vivían al lado de mi casa. Por muchos días me pesaba ver tres moños negros en la puerta de al lado. Ahora no sé si siguen ahí o no, pero de repente recuerdo a mi tío y sé que ya no está, no lo extraño porque no éramos cercanos, es solamente que me hace recordar que está más cerca el día en que mi papá ya no esté...