La paloma

- ¿Cuál fiesta le gustó más tía? ¿La de la hace ocho días o la del año pasado?
- ¿Cuál?
- Sí, tía ¿ya no se acuerda?, hace ocho días la vi, fue a la fiesta.
- Sí, pero no me gustó.
- ¿Verdad que estuvo mejor la del año pasado? Usted hasta estaba bailando.
- ¿Cómo bailando si no me podía mover?
- No, tía, no la de este año, la del año pasado.
- Pero si estaba enferma.
- Pues sí, pero usted hasta bailó y todo, yo tengo fotos de eso.
- Si tienes fotos enséñamelas.
- No las tengo ahorita (y es que olvidé mi celular), pero para la otra se las traigo.
... Así siguió la plática, de muchas cosas, insistiendo en que lo que las enfermeras hacían era calentar sus bolsas para la diálisis, que no le habían inyectado nada malo, que no la quieren envenenar y que no son brujas, que debe de comer lo que le dan y que yo soy yo y mi mamá sí es su hermana... Finalmente...
- Ya me voy tía.
- No te vayas.
- Sí, ya nos tenemos que ir, porque ya es noche y vamos a la casa, voy a cuidar a mi papá. Ya viene su hijo a cuidarla.
- Bueno, pero vete sólo en persona, al rato que estés en tu casa, vuelas como paloma, porque tú puedes volar, y vienes hasta aquí.
- Sí, tía, entonces más tarde regreso y me quedo aquí toda la noche.

Ayer fui a visitar a mi tía al hospital. Justo el lunes pasado estábamos en una fiesta y fue la primera vez que la vi mal. Desde el año pasado me decían que estaba enferma y lo está, pero aún así fue a la fiesta, luego la vi en su casa, estaba bien, en el hospital en Metepec a principios del año, había estado muy mal pero en ese momento se veía que mejoraría. Ahora ya no sé. Yo digo que inventa cosas y espero que sea cierto.

Mientras tanto, disfruté del aire de Pachuca, de su reloj monumental y de sentir que estaba en otro lugar.