quarta-feira, abril 26, 2006

Oscar

Oscar es uno de mis amores platónicos. Recuerdo que alguna vez nos dijo que las civilizaciones antiguas acostumbraban enterrar a los muertos con todo y sus pertenencias justo para que no hubiera pleitos por quién se quedaría con las cosas del muerto.

El lunes llegué tarde a casa (y el martes aún más tarde...) vino una de mis hermanas y casi se iba cuando recordó que llevaría veladoras para su suegro, como costumbre de prender veladoras cuando algo quiere que salga bien o alguien se mejore, en este caso al señor se lo habían llevado al hospital a medio día. Se fue a su casa.

Me acosté temprano porque se fue la luz, en medio de una pequeña tormenta. Casi todo en silencio, sólo el viento. Suena el celular de mi hermana. Se levanta diciendo que el suegro de mi otra hermana ya había muerto. En una hora mi mamá ya estaba por allá, en el velorio. Yo creo que no tengo vela en ese funeral así que no voy. Me imaginé lo que le había pasado por los síntomas que me dijo mi hermana. Me imaginé el alboroto que se va a armar ahora que no lo enterraron con sus pertenencias. Tendré que hacerme la que no entiendo nada y "cerrar mis orejas" (como dice mi mamá) para no enterarme de esos conflictos.

Por otro lado, la peli de hoy no estuvo tan buena. Me angustió y no me gusta que las películas me angustien... además todos fueron infelices de forma metódica.

Saludos.

1 comentário:

Bernardo Felipe Martínez Meave disse...

Otra cosa que no me gusta además de los saludos y las despedidas, son los velorios (tal vez porque es una despedida demasiado formal). Yo no quisiera tener funeral o velorio cuando me muera (ya se que es una posición egoista, porque el velorio no es para uno, sino para los demás) Mejor que se haga una fiesta o una comilona... o mejor aún un "funeral" a lo Cretense.