Deliro de persecución. Paranoia

Cinco treinta de la tarde. Suena el teléfono.

¿Bueno?
Silencio.


Seis de la tarde. Suena el teléfono.

¿Bueno?

Disculpe ¿a dónde hablo?

¿A dónde quiere hablar?

Bueno, es que, ¿ahí dan informes?

(Ay, no, no, no Dios, me la paso toda la mañana en lo mismo)

¿A dónde o con quién quiere hablar?

Es que quiero saber dónde puedo votar si no voy a estar en donde me toca hacerlo el domingo.

(Ay dios... pues en una casilla especial, gente zonza)

Bueno, aquí no damos informes (no sé por qué llama a mi casa para pedirlos... sí, sí, seguro alguien le comentó que YO le podía atender... ¡¡¡porque lo sé todo!!!.... jajajajaja, ya en serio... será porque le dieron el teléfono de la señorita tan amable que fue a capacitarlos -me refiero a mi hermana-), pero puede ir a San Angel ahí se instala la casilla especial (ilusa, ilusa... tu mundo es de aquí a San Angel, claro, todo mundo conoce San Jacinto... por el museo de la revolución mexicana... TODOS lo conocen... me cae el veinte) ¿Usted por dónde está?

En Iztapalapa.

(Ándele, del otro lado de la ciudad) Bueno, entonces no sé, no conozco por allá. Mejor llame al IFE (Que de hecho eso debió haber hecho desde el principio, en vez de llamar a mi casa, aquí no es centro de información) El número es 01800 433 2000 (IFE 2000) y ahí le darán la información.

Muchas gracias.

De nada, hasta luego.



A todo esto ¿quién era? ¿a quién buscaba? ¿quién le dió mi número?
Igual y un día de estos llamo a sus casas preguntando por la cotización del dólar, tal vez puedan orientarme...